El parlamentario del Mercosur, Ricardo Canese, del Frente Guasu, emitió una reflexión sobre los resultados electorales de Brasil el día de ayer. Señala, entre otras cosas, que traerá consecuencias negativas para el Paraguay en cuanto a Itaipú. A continuación, el contenido de la misma: Bolsonaro y el elogio al genocidio.

Luego de proscribir a quien más chance tenía de ganar la presidencia, Lula, sin que exista prueba comprobada alguna en su contra, se ha impuesto en la 2° vuelta de este domingo del Brasil, Jair Bolsonaro, quien surge así fraudulentamente desde un inicio, reivindicando la dictadura militar pasada, la tortura y la justicia por mano propia.

Lo peor, en mi modesta opinión, fue que, ya electo presidente, elogió al genocida Duque de Caxias, como supuesto “pacificador”, aunque en verdad responsable del exterminio de gran parte de la población paraguaya. El Duque de Caxias fue el comandante de las fuerzas de la Triple Alianza desde 1866 hasta la ocupación y el saqueo de Asunción el 01 de enero de 1869.

¿Qué puede esperar el pueblo paraguayo de un personaje como Bolsonaro, que pone como su máximo ideal a quien –el Duque de Caixias- dirigió el asesinato de gran parte de la población paraguaya, el saqueo de Asunción e incluso la esclavitud de gran parte de la población paraguaya?

El subimperio brasileño, con Bolsonaro, cobrará nuevamente toda su fuerza. Un trato justo en Itaipú no podemos esperar de su parte. Al contrario, ya cuando el Congreso brasileño trató la aprobación de la triplicación de la compensación paraguaya en el 2011 él fue, como diputado, uno de los más férreos opositores, buscando mantener en su mayor grado la explotación imperialista en contra de un país de menor grado de desarrollo, como el Paraguay.

Así será en otros temas sensibles, como la producción nacional y los derechos de comunidades campesinas e indígenas, acosadas ahora mismo por poderosos latifundistas brasiguayos, quizás envalentonados por el nuevo autócrata brasileño.

Lo que nos corresponde, como pueblo, es unirnos, organizarnos y movilizarnos, exigiendo un trato humano y justo, una integración equitativa que supere todo tipo de asimetrías, como establece el Tratado de Asunción, pues de otra forma los derechos humanos –que son parte inseparable del MERCOSUR- de todos nosotros, terminarán siendo violados impunemente. El pueblo paraguayo ya no permitirá más humillaciones ni violación de sus derechos.