Un acto de recordación de los 10 años de la firma del “Acuerdo Lugo-Lula del 25 de julio del año 2009”, se desarrolló en la víspera en la sala de sesiones del Congreso Nacional. Al evento, organizado por la Bancada del Frente Guasu, asistió el senador Blas Llano, presidente de la Cámara Alta, quien estuvo acompañado de sus colegas legisladores Fernando Lugo, Carlos Filizzola, Esperanza Martínez, Jorge Querey, Sixto Pereira, Hugo Richer y Abel González.
Uno de los oradores principales del encuentro fue el senador Fernando Lugo, el parlamentario del Mercosur Ricardo Canese, quien fue parte del equipo del proceso de negociación, y el exlegislador de la República Federativa de Brasil, Florisvaldo Fier, Dr. Rosinha, quien defendió en su momento en el congreso de su país, las notas reversales del acuerdo Lugo-Lula.
El presidente de la Concertación del Frene Guasu, Carlos Filizzola dio las palabras de apertura en el acto de conmemoración y recordó que “un 25 de julio, como hoy en el año 2009 se firmó un acuerdo donde se reconoce el derecho de nuestro país para la libre disponibilidad de su energía hidroeléctrica”.
“Celebramos con entusiasmo este acuerdo histórico entre dos naciones hermanas, un acuerdo que significó un importante avance para nuestro país”, expresó, y al citar lo que Paraguay ganó con la firma de este acuerdo, señaló en primer lugar soberanía energética; esto significa que Paraguay pueda disponer libremente de su energía.
Dijo además que, mediante el pago de precio justo, Paraguay puede vender la energía que no utilice para su consumo interno al mercado brasileño, al precio que debe ser actualmente. “Ganó la revisión de la deuda, nuestro país consiguió que audite, revise el estado de cuentas; ganó la cogestión plena, esto quiere decir que tanto Brasil como Paraguay, en igualdad de condiciones pueden modificar los anexos del tratado; ganó que se ratifique que debe haber control y transparencia en la administración de la Itaipú Binacional y ganó que se establezcan plazos para la terminación de obras que faltaban”, remarcó el senador Filizzola.
Con énfasis relató que por, sobre todo, Paraguay ganó mucha justicia para el pueblo y triplicó lo que recibía por compensación por ceder la energía hidroeléctrica de 120 millones de dólares a 360 millones de dólares al año.
El senador Fernando Lugo, dijo que “si se pudo en el 2009 se puede en el 2019. La soberanía energética es una causa nacional que debe unir a todos los sectores del país. Hay que estar alertas. Es hora de unirnos y organizarnos para defender lo que se ha conquistado”, resaltó.
Remarcó que “la historia de nuestras relaciones con el Brasil, todavía no se ha cumplido a cabalidad”, y agradeció con énfasis al exlegislador de la República Federativa de Brasil, Florisvaldo Fier, Dr. Rosinha, por la postura que mantuvo ante el congreso de su país, con relación a las notas reversales del acuerdo.
Cabe recordar que este acuerdo del 25 de julio de 2009, se realizó a 11 meses de iniciado el gobierno de Fernando Lugo, y tras 10 meses de intensas negociaciones, la República Federativa de Brasil, aceptó firmar con Paraguay el documento de 6 puntos claves, entre los presidentes Fernando Lugo y Lula Da Silva, y que implicó logros en la reivindicación de la soberanía energética del Paraguay.
Entre varios de los puntos, Brasil, por primera vez, reconoció el derecho de Paraguay para la libre disponibilidad de su energía, y triplicó la compensación por la utilización de la misma, pasando esta, de 120 a 360 millones de dólares por año.
Además, que llegue al Paraguay el 100% de su energía, disponiéndose así por primera vez de soberanía técnica, lo que fue reforzado por una línea de transmisión de 500 kV sin costo para el Estado paraguayo, lo que impidió el racionamiento eléctrico y favoreció el mejor uso de la energía en el país y que el Paraguay pueda vender sus excedentes hidroeléctricos al mercado brasileño “a la brevedad posible” y a terceros países desde el 2023, en un marco de integración energética que será de beneficio para toda y todos.
Llegar a este avance fue posible por la intensa movilización ciudadana que cuestionó históricamente los términos del tratado de Itaipú, desde 1973, y también durante toda su vigencia y aplicación, aunque con mucha más fuerza desde el 2006, cuando se lanzó una abierta campaña de recuperación de la soberanía hidroeléctrica con 6 puntos que el Paraguay reclamó al Brasil en agosto del 2008.